La historia del Grupo El Arco es la historia de una empresa que ha nacido y crecido arraigada a las comarcas mineras, desde que abriera aquella primera tienda de productos frescos en Sama en 1987 hasta la adquisición hace casi tres años de los que fueran los economatos laborales de Hunosa. Es la historia de cuatro socios que nunca han perdido la ilusión, que nunca han dejado de esforzarse y que devuelven a la sociedad la confianza que depositan en ellos cada vez que alguien entra en una las 115 tiendas que bajo diferentes enseñas conforman el grupo. Lo hacen en forma de colaboración con instituciones, asociaciones o clubes, como es nuestro caso, el Club Ochobre. En común ya tenemos una historia que se remonta a hace más de tres décadas, pero antes vamos a repasar un poco la historia del Grupo El Arco hasta convertirse en la tercera empresa del sector de la región.

Fueron Víctor Ordóñez y Adolfo Ceñera los que comenzaron la carrera de fondo que ya tiene en su palmarés el Grupo El Arco. La experiencia de ambos en el ámbito del comercio familiar, conocer el negocio de la alimentación fresca y su vocación empresarial les animó a emprender. Sabían seleccionar un buen surtido de productos, fijar precios, tratar a los clientes y tenían una incansable capacidad de trabajo, además de habilidades para las relaciones comerciales. Cuenta El Arco en su página web que «la casualidad y el carácter emprendedor unieron a Víctor y Adolfo», que fundaron Ceñor S.L. Fue así como en 1987 nace El Arco con la apertura en Sama de la primera tienda, una tienda especializada en productos frescos de alimentación y dirigida a un segmento de mercado que buscaba un alto valor añadido en su compra. El éxito del nuevo negocio fue rotundo.

Tal fue así que al año siguiente, en 1988, apostaron por la apertura de una segunda tienda El Arco en La Felguera. El modelo comercial era el mismo que en la tienda original, aunque se optaba por dejar el surtido de alimentación seca que habían incorporado inicialmente en la tienda de Sama. Es aquí cuando confluyen las historias de El Arco y el Club Ochobre…Nosotros éramos clientes de Mari y de Adolfo (el mejor cordero de Langreo) y se da la circunstancia de organizar (1988 y abreviando mucho) una media maratón en La Felguera a poco de abrir tienda allí. Nos fuimos a pedir colaboración a Víctor que nos proporcionó el agua y las frutas del avituallamiento final (dicen que tenemos los mejores avituallamientos de las carreras de Asturias) y, sabedor de marketing él, nos ofrece los dorsales. Nos pusimos manos a la obra Víctor y yo en la oficina, con el papel de poner precios porque era satinado y así resistiría la (¿?) posible lluvia, con una especie de rotulador “brocha” de poner eso, los precios. Desde entonces El Arco es parte fundamental de nuestras carreras (san Silvestre, extinta media maratón o los actuales 10 km) con la última inventiva: donarnos un jamón para los primeros clasificados de cada categoría. Aliciente único en carreras de Asturias (me atrevería a decir que en España).

En la fotografía y de izquierda a derecha, cuatro atletas de Peña Fondo de Cantabria, año 1988: Paco Cuadrado, padre de uno de los mejores atletas cántabros de la actualidad, Toñín, Alberto Nava el actual organizador de la San Silvestre de Santander y de los 10 km de Santander, y el insigne Lino, un gran veterano actualmente. Con los dorsales mencionados.

Pero sigamos con la historia de El Arco… Un año clave para el crecimiento de esta empresa de alimentación asentada en Langreo fue 1993. Ese año se incorporan a la empresa los dos nuevos socios que desde entonces conforman el accionariado de Alimentos El Arco S.A.: Álvaro Peón y Jesús Rodríguez. El empuje, las ganas y la visión comercial de las nuevas personas unidad a las aptitudes y capacidades de los socios fundadores llevan a la empresa de distribución de alimentación a dar un salto de longitud (que diríamos en términos de atletismo) fuera de su mercado natural e introducirse en el difícil mercado de Gijón. Allí se abrió la primera tienda en la céntrica Avenida de Shultz. Era el año 1993 y la plantilla de El Arco ya se contaba por decenas.

Desde 1994 el crecimiento ha sido continuo. El Arco se convertía en una referencia en la forma de vender productos frescos en Asturias y eso la ha llevado desde entonces a abrir múltiples tiendas hasta llegar a las casi 60 actuales. Además, la empresa que nos ocupa ha sabido establecer alianzas y buscar sinergias para crecer. Ejemplos de ello es el acuerdo alcanzado en 1996 con la empresa González y Compañía para la apertura del primer centro Supercash en el que El Arcose hacía cargo de la gestión de los productos perecederos del establecimiento o el establecido con Supermercados Lidl, para la apertura de la primera tienda conjunta. 

En este establecimiento, bajo la enseña comercial de La Quintana, se instalaron secciones de productos frescos y, hoy por hoy, El Arco está presente con esa fórmula comercial en varias tiendas Lidl en Asturias.

Pero la capacidad y disposición de El Arco para llegar a acuerdos fue más allá. En el año 2003 se abría la primera frutería en explotación conjunta con un empleado que actúa como socio colaborador. En la actualidad existen diecinueve tiendas agrupadas en Arcofresco que funcionan con este modelo de gestión conjunta.

Un año antes, en 2002, la empresa se había decidido a traspasar las fronteras asturianas para implantarse en León y Valladolid. ¡Todo un reto!

Y en el último lustro la apuesta de esta empresa de referencia para las cuencas y para Asturias ha sido por crecer. Si bien a comienzos de 2016 El Arco adquiría Los Congelados Pingu y sumaba 12 tiendas más, el paso definitivo para su consolidación como empresa del sector del comercio lo daba en el año 2017 al hacerse con doce de los catorce economatos laborales que la empresa pública Hunosa tenía en marcha en las comarcas mineras. El impulso a estos supermercados tradicionales y con gran arraigo en el territorio lo insuflaba instaurando la marca ‘El Economato… Abierto a todos’.

Por supuesto, para el Grupo El Arco esta expansión ha supuesto nuevas perspectivas empresariales, pero no cabe duda de que la sociedad asturiana también ha salido ganando, porque pone a su disposición productos de máxima calidad, porque es generadora de más de 650 puesto de trabajo y porque revierte sus beneficios en ella, como se decía al principio de este texto, en forma de colaboraciones y patrocinios. De todos es conocido que esa implicación le ha supuesto reconocimientos y premios.

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