Hubo en tiempo en que el que esto escribe soñaba con ser un buen escalador ciclista… porque creo que alguna condición aceptable para la causa reunía, y porque en verano, cuando descansaba de mi tarea cotidiana de carrera a pie, en el verano en el pueblo de mis padres, en las Sierras de Francia y Béjar, de Salamanca le daba al pedal con mis amiguetes, haciendo unos tiempos más que aceptables en esta o aquella subida. El caso es que acabé por hacerme corredor pseudoprofesional, pero pedestre, y a la par de mi hermano José Luis, acabamos ambos por hacernos un hueco en la incipiente disciplina de Carrera de Montaña de la RFEA, auspiciada por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF).

José Luis, con muy buenas cualidades cuando el terreno se inclinaba para arriba, pero con muchos problemas de lesiones periódicos cada temporada tomó contacto con la cima riosana del Angliru en aquellas primeras ediciones de su subida pedestre, a principios del milenio, bien es cierto que sin prepararla de forma específica ningún año. Por la época, siempre nos cogía en plena pretemporada, pero aún así hizo algún podio con relativa facilidad. Y quiso el destino que en 2005, y debido a que José Luis sí entrenó en verano al preparar el campeonato de España de Media Maratón en septiembre, llegó a la cita con el coloso asturiano en muy buena forma. Ello, unido a que en aquellas ediciones el organizador Alejandro de Ancos pagaba un buen dinero por resultado y sobre todo por el récord (entonces en poder del cántabro José Luis González creo) llevó a la línea de salida a un buen puñado de corredores de nivel nacional alto tanto en ruta como en cross, como algún especialista en estas pruebas como el doble vencedor del Angliru, el chileno Andrés Acuña. José Luis salió junto con algunos conocidos, entre ellos su compañero de entrenamientos en el Suanzes y primer medallista español en un Mundial de Duatlón (bronce en 1999) Raúl Llamazares, juntándose con otros experimentados atletas como el ex recordman español de Maratón (2h10:27) Rodrigo Gavela… y plantearon la carrera en un segundo grupo, recogiendo cadáveres poco a poco hasta Viapará.

A partir de ese momento el Capi mediano empezó a desenvolverse como pez en el agua, demostrando el enorme potencial que siempre ha tenido para ese tipo de perfiles, y junto a Llamazares no tardaron en ponerse en cabeza de carrera, pasando con facilidad a varios atletas que no tuvieron en consideración los temibles muros que acontecen a partir del sexto kilómetro. El mano a mano entre compañeros de fatiga quedó resuelto en la durísima Cuña de Les Cabres, donde José Luis se marchó en solitario hacia meta parando el crono en unos espectaculares 1h00:36, el que es todavía hoy récord histórico de la subida a pie al Angliru y que ha quedado acreditado recientemente con la colocación de una bonita placa por parte del Ayuntamiento de Riosa en reconocimiento a esa pequeña gran gesta de Capi además de su posterior vinculación como organizador de la prueba con su empresa, recuperando la carrera tras la desaparición vivida en los años 2012 y 2013.

El mismo día que mi hermano ganó aquella edición de 2005 yo competí en la Selva Negra alemana la última prueba de la Copa del Mundo de la IAAF de Carreras de Montaña, logrando un inesperado, para mí, por la entidad de los rivales, triunfo en aquella carrera lo que me valió el subcampeonato global de la Copa del Mundo por detrás del seis veces campeón del Mundo, el neozelandés, Jonatan Wyatt. A mi regreso y tras leer la gran repercusión que tuvo el triunfo de mi hermano, me dije a mí mismo que el año siguiente iría yo a correr el Angliru. Y así lo hice, ganando en mi primera incursión en la montaña asturiana y logrando aparte del bonito triunfo una instantánea que preside el salón de casa, porque entré elevando en brazos a mi hijo Nicolás, de tan sólo tres meses entonces. El destino quiso que José Luis no pudiera correr aquel año por lesión… y que en todas mis participaciones allí (2007 y 2009) nunca tuviésemos ese bonito duelo fraticida. Aquellas victorias dejaron en mi historial deportivo un bonito poso, porque mucha gente me conoce aún como el campeón del Angliru y no como tres veces campeón de España por ejemplo.

Por ello os mando un mensaje de ánimo y sensatez a todos los que vais a tomar parte en esta nueva edición de la Subida al Angliru, una montaña a la que hay que respetar o el asfalto se encargará de ponerte en su sitio (generalmente poco agradable) pero que te marcará para siempre, como lo ha hecho conmigo, como la he hecho con mi hermano José Luis, el auténtico Rey del Angliru, porque os puedo asegurar que ese registro que logró aquel inicio de octubre de 2005 está al alcance de muy pocos corredores especialistas en este tipo de pruebas, en el mundo, incluso hoy en día.

Por Vicente Capitán

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